Más que sólo un espejo

Aunque la vida es como un espejo que tarde que temprano nos devuelve el gesto que ofrecemos, el amor y la amistad son mucho más que eso, porque no se trata de encontrar en la otra persona una imagen idéntica a la que buscamos o fantaseamos, ¿porque es lo que realmente encontrar queremos?

Y estas relaciones que verdaderamente se construyen entre dos, en la cual voluntariamente aunque ya se sepa, se alimentan con detalles, se sorprenden, se rompen barreras y distancias, se crean lazos que acercan más los corazones y logran que exista la seguridad de lo que surge, llenando el alma de ilusión.

Por eso el amor y la AMISTAD, son más que un eco y un espejo, es el rostro que aparece aunque no te asomes, cuando creas que no hay nadie contigo, buscando la manera de hacerse presente, rompiendo tus silencios con sus latidos; es la voz que llega hasta dónde estás, aunque no la perciban tus oídos, pero la sientes murmurar en tu soledad, diciéndote: aquí estoy no me he alejado, ni me he ido; es la fuerza que no te deja aislar, aunque sientas cansancio de sostener, y al soltarte te vuelve a tomar, sabiendo que es entre dos esto que llaman amor y AMISTAD.

No es un espejo, es un caminar cara a cara, tomados de la mano, sin aferrarse ni apretar; aunque los cuerpos estén lejos, aunque no siempre se puedan ver o hablar, siempre habrá alguien que rompa el silencio, que haga reaparecer la imagen de aquel ser tan especial que está lejos, sin que se sienta que es una responsabilidad, sino una necesidad de aquellos que han estrechado tan fuertemente sus lazos y se hacen tan necesarios, que se extrañan, se buscan, se las ingenian de una u otra manera, sin que existan dependencias, sino algo tan natural, eso es amor, eso es amistad, mucho más que un eco y un reflejo.

Es un sentimiento tan fuerte y valioso, que aunque existe y es real, parece escaso, pero en muchas almas y corazones habitan, esperando que alguien los logre encontrar. Si no lo has encontrado, no te rindas, tal vez más cerca de ti está, y si ya lo tienes, no esperes a solo devolverle el gesto que te ofrece, ni a hacerle eco a lo que te dice, sorpréndele de vez en cuando, hazle sentir, aunque ya lo sepa, lo que realmente sientes, no sea que el día que regreses, sea muy tarde y ya nada encuentres.

Autor: Kary Rojas, Colombia

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